En realidad, a diferencia de como decía el romance sexto de El reino perdido, no se perdió todo junto y en un día, puesto que la que se presentaba como una mera refriega en Écija con los restos del ejército visigodo fue en realidad una dura batalla en donde, ahora sí, participó la parte del ejército que había huido del lado de Rodrigo
Como en el Alhambra estuvo, al mismo punto mandaba que se toquen sus trompetas, sus añafiles de plata. «¡Ay de mi Alhama!» Y que las cajas de guerra apriesa toquen al arma, porque lo oigan sus moros, los de la Vega y Granada. «¡Ay de mi Alhama!» Los moros que el son oyeron que al sangriento Marte llama, uno a uno y dos a dos juntado se
. 311 225 262 271 259 341 94 119 19